Michael E. Porter, profesor de Harvard University, y autoridad mundial en estrategias empresariales y competitividad nacional y regional, expone en esta entrevista en video las razones que le llevan a plantear un cambio más bien radical en el modo de concebir y hacer negocios.
Porter plantea que hay que repensar el capitalismo prestando especial atención a los "valores compartidos", es decir a la creación de productos y servicios que beneficien no sólo a las empresas, sino a la sociedad:
Lo dicho por M. E. Porter acerca de la creación de "valores compartidos" (en síntesis: “lo que es bueno para la sociedad es bueno para las empresas”) pienso que ha de colocarse también y sobre todo en el contexto de la comunicación pública. Es decir, en este caso, en el de las empresas que ahí trabajan.
Porque no parece que lo dicho por Paolo Vasile, consejero delegado de Telecinco (“mi obligación no es entretener o educar a la gente, sino conseguir espectadores para vendérselos a los anunciantes”), compartido por la inmensa mayoría de sus colegas, sea ni el único ni el mejor planteamiento empresarial y social de la televisión.
El mismo Porter, al poner ejemplos de creatividad de "valores compartidos", olvida este ámbito empresarial, y habla de los que conoce: la salud y la alimentación en la sociedad, la ecología... Pero no cae en cuenta de esto: que desde luego en los asuntos periodísticos, publicitarios, propagandísticos o de relaciones públicas, así como los de entretenimiento, sucede que “lo que es bueno para la sociedad, para la gente”, es bueno para las empresas de comunicación pública.
Decir que algo "es bueno", en este caso, tiene que ver con el tan mencionado y apreciado ideal de “servicio” (de titularidad pública o no), aunque no necesariamente sirviendo las presuntas demandas de bajos raseros cívico-morales. No es difícil de entender que lo que importa en primer lugar en el mismo planteamiento de las empresas de comunicación es el rediseño y la mejora de sus propios productos en función del necesario cambio de valores, que todos apreciamos como urgente, en muchas dimensiones de la vida ciudadana.
Porter, sin mencionar la crisis financiera en que aún vivimos, habla de olvidarse del "reparto del pastel" y pensar en la rentabilidad real de "hacer el pastel mejor y más grande". En términos realistas, y sin sentimentalismos de ideales bondadosos tipo new age, las empresas de comunicación tienen un gran reto por delante, buscando desarrollar lo socialmente enriquecedor de sus “productos” y respondiendo a esas exigencias actuando como genuinas “generadoras de empleo” profesional altamente calificado, en vez de usar mano de obra barata y volátil.
Esto supone repensar la empresa de comunicación, cosa que sin duda no es tarea de tertulia de café, sino más bien de repensar y rediseñar también los estudios y las investigaciones en el ámbito académico de la comunicación.
¿Habrá leído Porter a Juan Antonio Pérez López? Bien que le haría a todos los empresarios e inversionistas del mundo. Saludos.
Publicado por: Ricardo M. | 06 enero 2011 en 12:33 p.m.
Tal vez no sea nuevo lo que voy a decir. En Estados Unidos (sospecho que aquí también), se tiene en cuenta qué medios de comunicación lee el cliente potencial para venderle el producto.
Hasta ahí nada nuevo.
Pero un anunciante, puede organizar su estrategia en función de los efectos que produce el medio de comunicación donde se anuncia. ¿Un programa de televisión puede tener un efecto en la personalidad, en la productividad de esta y, por tanto, en su capacidad de compra? Yo creo que sí. Por tanto, el anunciante debe tener en cuenta no sólo la reputación del programa en que se anuncia (caso del Ministerio de Sanidad anunciado en Gran Hermano), sino en los efectos negativos que tiene el programa en la adiencia y en los que los rodean, no sólo considerados como individuos sino como sociedad. Así los anunciantes pagarán más a los programas que sean socialmente beneficiosos para agrandar el mercado donde venden y se abastecen.
Publicado por: Rafael | 09 enero 2011 en 10:53 p.m.
Ricardo, no sé si Porter lo habrá leído o conocido, pero el caso es que tanto a él como a muchos otros no le vendría nada mal saber del modo de pensar de Juan Antonio, a quien tuve la suerte de conocer, al menos un poco. Recuerdo que de él decía un amigo común, Alejandro Llano, en un acto académico, tras su fallecimiento: "La gran ventaja de Pérez López sobre las grandes figuras de las ciencias humanas es que Juan Antonio sabía lo que era la acción humana; si se sabe eso, casi no se necesita nada más. Y si no se sabe, casi todo lo restante está de más».
Ese es precisamente el punto que está en juego.
Rafael: la intención de la idea está muy bien, aunque la realidad de muchos (no todos, ni necesariamente los mejores) publicitarios y productos tienden hacia el número de "targets", y no la calidad y menos las necesidades de las poersonas. Todo se andará, de todos modos, si hay buenos profesionales.
Publicado por: JJG Noblejas | 10 enero 2011 en 10:35 a.m.