Alejandro Llano vuelve por los fueros de los artículos de actualidad, una vez terminada esa brillante Segunda navegación biográfica por buena parte de su pasado. La fotografía aquí al lado es la que figura en la portada del libro, editado por Encuentro.
Y el caso es que le parece estupendo que sus artículos de actualidad, más o menos candente, más o menos permanente, siempre inteligentes y cargados de sentido, llegue también a los lectores de este blog (algo cuenta la larga amistad y los comunes empeños académicos). En todo caso, aquí ya ha publicado una treintena a lo largo de los años.
Queda dada la bienvenida. Volvamos a compartir esa admirable "manía de leer":
¿ Hay placer más sereno y enriquecedor que el ir desgranando las palabras de un libro, adentrarse en su argumentación, dejarse llevar por su trama, enriquecerse con la belleza de su lenguaje? Sin embargo, son pocos los que gastan diariamente algo de su tiempo mejor en la aventura de dialogar con amigos callados que nos cuentan una historia, nos exponen sus pensamientos o ayudan a encaminar nuestra vida por una senda prometedora.
No me creo las estadísticas oficiales que, contra toda evidencia, nos aseguran que los españoles leemos ahora más que hace unos años. Quizá son más los que leen pero esos que leen, no leen más que los que antes leían. Y en todo caso la mayor parte de las cosas que se leen no valen el poco tiempo que se les dedica. Si se miran las listas de los más vendidos, o los expositores de alguna gran superficie, se le cae a uno el alma a los pies: pesados guisos medievalizantes, triviales y engañosos manuales de autoayuda, explosivas mezclas de sangre y sexo, revelaciones sin interés ni fundamento sobre algún personaje de la farándula o del foro público; que viene a ser lo mismo. Pero, ¿qué más da? Nunca han sido muchos los lectores de veras. Los primeros de todos son los niños y las niñas que, tumbados en el suelo, leen un libraco de aventuras como si les fuera en ello la vida, y se llevan un disgusto cuando su madre les avisa que ya es hora de cenar. Después están la anciana o el viejo que recuperan ahora, al solecito, el tiempo que gastaron durante largos años de trabajo duro. Y los que sacan el jugo de la hora y media de ida y vuelta diaria en el Metro. Y quienes tienen la suerte de que hayan puesto cerca de su casa la nueva biblioteca del barrio, y se aprovechan.
Los lectores forman una galaxia que mantiene este mundo encendido con millones de lucecitas con las que se alumbran entre sí los que leen y los que escriben. Leer es más difícil que escribir. Leer bien es lo más difícil de todo, y lo mejor. Se entiende que Borges estuviera más orgulloso de los libros que había leído que de los que había escrito. Quienes leen tienen su alma a buen recaudo. Cuando oyen repetir tópicos sin sustancia a políticos, mercaderes, pregoneros y, en general, gentes de mal decir, se comportan como el que oye llover. Es un ruido de fondo que siempre ha habido y que ni se entiende ni se atiende. ¡Que hablen ellos! Lectoras y lectores, ¡a los libros! Hoy por hoy es, casi, la única salvaguarda frente a la manipulación y la vulgaridad que nos rodean.
El libro tiene todas las ventajas: su uso es totalmente libre, no pretende apabullar a nadie, invita sin obligar, puede ser sustituido sin celos y, además, es barato. Representa, dicen ahora los tecnócratas con su prosa salvaje, un valor-refugio frente a la crisis. Aunque el buen lector sabe que la causa profunda de la crisis estriba en que demasiada gente ha dejado de leer y ha buscado satisfacer su fantasía con delirios de consumo y juegos de azar. Los españoles deberíamos entender lo que está pasando, porque nuestro clásico por excelencia es la historia de un lector empedernido, a quien los libros le enseñaron que lo importante es la honra limpiamente ganada, y no el dinero o el poder, de origen generalmente sospechoso. El Quijote es además la historia de una conversión. Porque, al final de la jornada, el Hidalgo acaba dándose cuenta de que lo importante de los libros no es tanto la fantasía como la verdad.
Quien más quien menos, todos somos hoy día unos frikis, obsesionados con aficiones y manías. Como soy un friki de los libros; un letraherido, que dicen los pedantes; invito a todos los que por ventura me leyeren hoy a que adquieran precisamente la manía de leer: que se despreocupen de todo lo demás (que es irreal) para abocarse a los libros, donde se encuentra la verdadera realidad. Y, por supuesto, que no se les ocurra pillar un sustituto electrónico, porque no tiene páginas para doblar sus esquinas, mancharlas de café o garabatearlas con un lapicero. Es éste; lo sé; uno de los mejores consejos que han recibido en su vida. La manera de agradecérmelo es ponerlo por obra, hoy mismo.
Hace más de veinticinco años, don Alejandro consiguió que, quien tiempo después sería mi esposo, abandonara la idea de hacer Empresariales en Madrid y se fuera a Navarra a estudiar Filosofía (allí nos conocimos Samuel y yo). Por lo visto, sus "road show" por colegios promocionando las Humanidades eran más eficaces de lo que él cree. Y si no que le pregunte a mi suegro, que había que ver su cara de desconcierto, ... ahora está feliz de tener un filósofo en la familia, y le encantan los artículos de don Alejandro.
Todavía hoy, cada nuevo libro de don Alejandro se convierte en acontecimiento familiar. En la pequeña isla donde vivimos no es fácil encontrarlos, pero contamos con la ayuda de nuestra librera de cabecera, Eva, que últimamente cada vez trae más libros de Eunsa, Rialp, Palabra, Encuentro, ... Animo a don Alejandro a que siga escribiendo, me pone muy fácil los regalos de cumpleaños y aniversario.
Por cierto, ha sido mi marido quien ha convertido a una "de ciencias" como yo en una de las más fieles seguidoras de su blog. El virus de don Alejandro es contagioso.
Un cordial saludo.
Publicado por: Carmen | 25 marzo 2011 en 09:51 a.m.
Muchas gracias, Carmen, por lo que cuentas. Si -como imagino- Alejandro no lo leerá aquí, se lo comento la próxima vez que nos veamos. Puestos a hacer confesiones, puedo contar que yo "era de ciencias" y estudiaba Físicas cuando conocí a Alejandro: coincidíamos casi todos los días en el metro madrileño, rumbo a la Complutense. Tras hacer física matemática en Grenoble, decidí pasar a Humanidades... Otro contagio del virus, probablemente. Un cordial saludo, JJ
Publicado por: JJG Noblejas | 25 marzo 2011 en 10:54 a.m.
Es verdad en los ultimos tiempos los lectores ya no se apasionan por las buenas lecturas (haciendo la salvedad de "los buenos lectores"), y estaria bueno que se comience a generar una conciencia sobre la importancia de una buena lectura que se deberia implantar en la vida de cada persona para asi lograr una mejora tanto personal como social ....y diria que hasta recuperar valores perdidos que la superficialidad de ciertas formas de transmision y comunicacion globalizadas han causado su perdida (que no debe conciderarse como irremediable).
Publicado por: Mariana Gallo Mendoza | 01 abril 2011 en 06:02 a.m.
Sí, Mariana, como dice Alejandro, no estaría de más que cada cual a su modo y medida hiciera suyas esas palabras de Borges en las que dice estar "más orgulloso de los libros que había leído que de los que había escrito. Quienes leen tienen su alma a buen recaudo. Cuando oyen repetir tópicos sin sustancia a políticos, mercaderes, pregoneros y, en general, gentes de mal decir, se comportan como el que oye llover." No estará de más preguntarnos -en esta tesitura de tópicos circundantes- por cuánto tiempo hace que no nos comportamos como el que oye llover.
Publicado por: JJG Noblejas | 01 abril 2011 en 05:28 p.m.
"Los lectores forman una galaxia que mantiene este mundo encendido con millones de lucecitas con las que se alumbran entre si los que leen y los que escriben".
¡Qué observación más acertada de A,Llano! Leer y escribir es una necesidad vital para algunos y cuando puedes compartirla y llegar con alguien a los mismos lugares a los que llegaste tú mediante la lectura o a través de la escritura,te sientes muy reconfortado y muy acompañado.
¡Gracias por este blog que acabo de descubrir!¡ Muy interesante!
Publicado por: luz | 17 abril 2011 en 01:25 p.m.
Se me olvido decir que sin lapicero Samuel es incapaz de leer un libro..... consejos..
Publicado por: Carmen | 05 agosto 2011 en 05:49 p.m.
Mire...Vosté...Vosté...M'estic llegint el seu llibre ara mateix i no puc deixar de escriure algún comentari, em pareix prou fòra de lloc...que base, el seu llibre "Una vida lograda" en una projecció de cristianisme intentant inculcar de una manera pseudo-subliminal els ideals cristians, i a més d'això que desde un punt de vista ètic, parle de temes com l'abort o l'eutanassia de forma en la que s'oposa rotundament, ja que justament si parlem de ètica, cada circumstància mereix ser analitzada i no dogmàticament ha de ser una opció front a eixe tipo de decisions. M'encantaría no tenir que llegir-me el seu llibre obligatoriament per esta i altres moltíssimes raons, en resum, no conec lo suficient sobre vosté, pero el que he pogut llegir hasta el moment em dona prou motius com per a pensar que la seua mentalitat es impossible que li permeta alcançar una "vida lograda".
Publicado por: PauSapo | 05 mayo 2012 en 07:47 p.m.
Entiendo, mire Vosté, que el libro es simplemente algo que el autor ha escrito, sin intentos de inculcar nada en nadie y mucho menos de modo subliminal, como de matute o contrabando. Conozco desde hace muchos años al autor y siendo muy buenos amigos, o me lo hubiera dicho o yo me hubiera dado cuenta de esas estratagemas engañosas y dogmáticas que Vosté le atribuye. Una mica de de seny o cordura no viene mal a la hora de hacer juicios que nadie pide sobre las intenciones de los demás... Un cordial saludo.
Publicado por: JJG Noblejas | 13 mayo 2012 en 10:14 a.m.