Estamos con Magritte y El Roto: esto no es una guerra. Esto es un "plan renove" del armamento libio, que se destruye sistemáticamente para que luego, sea Gadafi o su suplente, compre de nuevo aviones y demás: pero esta vez en Francia (Dassault informa en su prensa nacional de lo bien que vuelan y disparan sus aviones) en vez de en Rusia.
Hace unos días, hice un Twitt:
Circuló un tanto, retwitteada, y alguno comentó que era "humor negro". Cierto: el color del petróleo...
Gadafi es un tirano, ok. Lo era desde hace años, cuando era recibido y agasajado por todos y cada uno/a de quienes ahora han decidido que es un genocida impresentable al que hay que derrocar. Aunque no haya clara oposición organizada, ni sustituto conocido.
Uno, porque tenía unas elecciones difíciles (y tanto) en su país, quería bombardear cuanto antes, para que se viera que tenía iniciativa y liderazgo.
Otro, que los militares le pedían que usara pronto los Tomahawks, que se iban a pasar de fecha y cuestan a millón la unidad.
En la Onu, un tercio se abstiene, para que el ataque salga adelante. Se lanza Sarkozy, se retira Merkel, a Zapatero no le funciona el portaaviones tan bien como la venta de armas a Gadafi, los paises árabes ponen mala cara, porque la cosa va algo más allá de una "no flight zone".
Deciden que la Otan se haga cargo de organizar el desbarajuste improvisado y sin estrategia política aparente, más allá de quitar de en medio a Gadafi. Pero la Otan ya es como un gallinero, si Obama no lidera.
Entre tanto, en una operación cuyo objetivo declarado es defender a la población civil, vamos contando los muertos civiles. Porque hay que dar por supuesto que los aviones y los Tomahawks a punto de caducar siempre producen efectos colaterales no deseados. Es decir, muertos.
No a la guerra, aunque -como esta- no lo sea.
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