Conciden en el correo varias referencias de actualidad que no puedo dejar pasar sin dar noticia de ellas, porque tienen -o encuentro- sentido a todas juntas.
En primer lugar, llega noticia de la edición en español del libro de George Steiner (El silencio de los libros) del que tomo pie para el título. Entre otras cosas, dice que
(...) el hombre contemporáneo es un ser ocupado que no sabe encontrar remansos de paz entre tanta actividad frenética. Los momentos de ocio se han perdido en la medida en que también durante ellos el hombre está sometido a obligaciones –sociales, familiares…– y reglas. De otro lado, nos falta silencio y paz interior. (...)
Mucha razón tiene Steiner de hablar de la lectura y de los libros como vehículo de cultura y también de campo de batalla en donde se libran buenas lides culturales entre humanismo y deshumanismo. Algo muy semejante sucede hoy con el cine y la televisión.
Por eso entiendo que el recorrido que Julio R. Chico hace por cuatro películas que tienen que ver con la trascedencia humana hacia lo sobrenatural, y en este sentido con el necesario silencio de escucha, me parece muy bien planteado. Él lo relaciona, justamente, con el perdón (Películas que saben perdonar: “Encontrarás dragones”, “De dioses y hombres”, “En un mundo mejor” e “Incendies”).
Sin silencio interior, sin capacidad de escuchar, el perdón a terceros no llega, y menos el caer en cuenta de que nosotros mismos necesitamos ser perdonados. Ni tampoco llega -distinta del rumor de fondo del propio caletre- la posibilidad de entender o caer en cuenta de ambas cosas, cuando lo vemos en las pantallas.
Por eso resulta muy interesante la columna de Carmen Rigalt en El Mundo de hoy (€, p.18), en la que -quien es colega de aulas en la Universidad de Navarra- hace algunas presunciones impropias por inexactas y pretende hacer equilibrios ideológicos a propósito de Encontrarás dragones, sin entrar al conocido meollo argumental de la película de Joffé.
Pero es también una columna en la que -a fin de cuentas, y burla burlando (hay que saber leer)- dice sentir envidia del silencio de los espectadores a la salida de la sesión a la que acudió, medio en plan espía, según cuenta. Tras una extraña y al tiempo interesante comparación entre Encontrarás dragones, Roland Joffé y la gente del Opus Dei respecto de La lista de Schlinder, Spielberg y los judíos, termina así su columna:
Nada más terminar el pase, yo me aposté junto a la puerta para ver las caras de los espectadores que salían del cine. Iban en silencio, recogiditos y mansos como corderos. La felicidad existe para ellos. Qué envidia.
"En silencio" es el dato que cuenta, no su personal interpretación pretendidamente o no ridiculizante, con la usual y más o menos implícita referencia corderil a la película de Jonathan Demme.
Y -además de ese silencio- cuenta, sobre todo, la sencilla y lacónica frase de dos palabras, meta a la que parece querer llegar desde el principio de la columna: "Qué envidia". Y cuenta la explicación / excusa que antecede: "La felicidad existe para ellos". Y aquí ya se ha quedado sin gas, se ha evaporado, la ironía guardada para este momento desde el principio.
Muchas gracias, Carmen, por saber ver y apreciar el silencio ajeno, y muchas gracias por el desahogo de confesar que lo haces con envidia, aunque tendrías que -ya sabes, perdona- ajustar mejor la valoración que haces de sus presuntas (e imaginarias) razones para el silencio y la felicidad, que te permiten irte del asunto de la película y que además -aunque fuesen esas las razones- no siempre son dignas de cuchufletas.
(Seguirá este asunto, porque también pienso que es de interés saber de algunos silencios de Encontrarás dragones y conocer lo dicho y hecho por sus co-protagonistas, Charlie Cox y Wes Bentley. Y ya tengo el permiso del director del periódico para reproducirlo aquí. Pero lo haré en otra nota distinta, para no alargarme: hay que hacer sitio al silencio...).
Gracias por hablar de ese silencio. No sabía cómo calificarlo. Yo también la he visto y me he quedado así: en silencio. Hasta que una par de horas después -por esas suertes de la vida- pude volver a verla. De esta segunda visita a "Encontrarás Dragones" querría escribir dentro de un rato. Por ahora basta una anotación: de esta película se puede decir, me parece, lo que dicen que dijo Flaubert de Madame Bovary refiriéndose no al personaje sino a la obra completa: C'est moi.
Publicado por: csbrenes | 07 abril 2011 en 02:37 p.m.
Esa referencia a Flaubert y su obra me parece muy interesante y de largo recorrido, sacada de ese contexto y puesta -precisamente- en el contexto del espectador como co-autor... Espero leer lo escrito. Muchas gracias por esta iluminación.
Publicado por: JJG Noblejas | 08 abril 2011 en 09:41 a.m.