Troy Davis, tras veinte años en el corredor de la muerte, fue ejecutado con una inyección letal el pasado día 21 de septiembre, a pesar de su probable inocencia.
Copio lo escrito por José Apezarena:
“Matar es un poder demasiado fuerte como para otorgarlo a los hombres”.
El comentario se escribió en la prensa española, en un artículo de opinión, al hilo de la terrible ejecución del estadounidense Troy Davis.
Y tiene toda la razón, sin duda.
La pena de muerte es un enorme fracaso de la humanidad.
Acabar con la vida de un ser humano no debería estar en las capacidades de los propios seres humanos.
Cuando leí la frase citada, no pude menos que acordarme de cuestiones muy, muy fuertes. Y, en consecuencia, hacerme un par de lacerantes preguntas.
¿Y el aborto?
¿Y la eutanasia?
Estoy de acuerdo. Matar es un poder demasiado fuerte como para otorgarlo a los hombres.
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