Veo muy razonable lo que Arcadi Espada mantiene en El Mundo (Indexar, lo llaman - Orbyt €) acerca de la decisión alemana respecto de Google. Publico a continuación la primera mitad del razonamiento, incluyendo la dirección de Orbyt para poder darle razón completa. (De todos modos, como es bien sabido, puede encontrarse el texto completo en la red, sin pagar un céntimo.)
En principio entiendo que hay que ganarse el pan con el sudor de la propia frente. Y no con un poquito de sudor propio y raudales de sudor ajeno. Eso sí, como dice Arcadi, "indexado".
Antes de leerlo, quizá convenga saber al lector que también acaba de publicar en abierto (Con Verónica Puertollano) un interesantísimo Yo te lo doy pagando, y gratis, en donde puede verse la confusión que reina en revistas internacionales acerca del pago por lectura y el acceso libre.
Comienza así el mencionado Indexar, lo llaman:
Querido J:
En casa hemos celebrado mucho la decisión del gobierno alemán de obligar a Google a pagar por las apropiaciones indebidas de los contenidos de los periódicos. Estábamos brindando, una vez más, por frau Merkel cuando llegó la noticia:
Miguel Bosé: «El 15-M va a tener las riendas de este país»Sí, muy preocupante, en efecto. ¡Como si este fuera un país de burros! Recordarás, además, cuando los quincemesinos pusieron a Bosé a caerlo, precisamente, por decir que iba a largarse de este país si sus derechos de autor no podían garantizarse. Pero no es el paso de Bosé al copyleft lo que me interesa si no lo que empezó a pasar con la frase.
Su origen era una chispeante entrevista de Darío Prieto en la última página de este periódico donde te echo las cartas. Ningún fragmento de la entrevista podría ser reproducido por Google porque solo se publicó en papel y en el digital Orbyt, que está cerrado al rastreo del buscador. Sin embargo, una declaración de semejante impacto desbordó pronto todos los diques, empezando por los propios desbordamientos filantrópicos que Orbyt patrocina a través de las redes de arrastre. Pero dejemos eso ahora. Lo cierto es que en un suspiro la noticia estaba ya en dos periódicos digitales, donde se reproducía destacadamente el retorno de Bosé al Séptimo de Caballería y algunos otros contenidos chispeantes. Todos esos periódicos citaban la fuente. Pero sin incluir un link a Orbyt, no fuera alguno a caerse y pagar.
Lo mejor, sin embargo, estaba por venir. A los pocos minutos de estar en los diarios digitales llegaba el animalito replicador de Google News. ¡Zas! Bosé ya estaba en todo lo alto de la home del agregador. La fuente no era Orbyt, sino uno de los diarios digitales. Es decir.
1. El periódico paga por una frase de Bosé.
2. Una web la copia.
3. Google copia la web. Lo llaman indexar, con gran elegancia.
4. La web cobra el tráfico que le envía Google.
5. Google cobra por los anuncios que lleva la frase de Bosé.
6. El periódico está muy contento por el éxito que ha tenido la entrevista y se dispone a poner como lema de su casa la vieja sentencia catalana: Pobrets i alegrets!
Comprenderás que este proceso que te describo no es un caso aislado, sino un caso que sucede todos los días y que ejemplifica las insólitas dificultades de un modelo periodístico de pago. A veces estas dificultades llegan al punto grotesco de crearlas la propia empresa que organiza sus modelos de pago. Como en el curioso caso de la competencia. El diario El País fotocopia en su kiosco digital la edición impresa, pero ofrece sus contenidos gratis en la web y en sus aplicaciones para smartphones. La verdad: nunca pensamos que de los periódicos acabaríamos pagando filetes y corondeles.
Es posible que la decisión alemana favorezca la recuperación del negocio periodístico. Pero tengo mis dudas. (...)
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