Tuve la oportunidad de trabajar profesionalmente en la filmación de muchas docenas de reuniones de san Josemaría Escrivá, con gentes de todo tipo, de edades y condiciones muy variopintas, en la península ibérica y en varias naciones de Sudamérica y Centroamérica, entre 1972 y 1975.
Quizá, como se titula el video que aquí abajo recoge algunas frases de aquellas filmaciones, ha podido ser visto como un hombre polémico. El caso es que, al menos en los meses en que presencié y filmé algunas de aquellas reuniones, y tuve ocasión de conocerle más bien de cerca, nunca resultó polémico.
Más bien diría que lo que le salía por los poros, los gestos y sus palabras, era más bien una fuerte tensión a la veracidad, una búsqueda de la verdad en diálogo con personas en esa misma disposición. Es decir, más allá de la simple sinceridad de quien dice lo que piensa, sin interesarse por lo que otros puedan pensar y decir y que ayude a aprender y ampliar la propia visión de la realidad de las cosas.
He escuchado decir muy repetidamente a san Josemaría que en esas reuniones venía a aprender. Y eso es lo que he visto. Diálogos de mutuo enriquecimiento hablando sobre todo de la justa incidencia de Dios en las variadísimas situaciones y circunstancias que a cada persona ofrece la vida de cada día.
Quizá por esto último alguien dirá que se trata de uno de los hombres más polémicos... Yo diría más bien que se trata de uno de los hombres más veraces, contestando preguntas comprometidas, buscando siempre promover la comprensión entre las personas y el entendimiento entre las gentes y rechazando la lucha y el enfrentamiento polémico. Paradojas de la vida.
Comentarios
Puedes seguir esta conversación suscribiéndote a la fuente de comentarios de esta entrada.