Podría pensarse que es cosa exclusiva de cristianos hablar del Papa y de su preocupación por los silencios políticos y comunicativos en torno a las matanzas de cristianos en no pocos lugares.
En Italia, al menos, las cosas apuntan de otro modo. Hace dos días la periodista Lucia Annunziata, directora editorial del Huffington Post en italiano publicó un artículo:
El texto es llamativo, e iba a hacer una referencia cuando encuentro lo escrito por mi colega y amigo Diego Contreras en su blog sobre el texto de Annunziata. Me parece perfecto y lo reproduzco a continuación:
Me ha llamado la atención el apasionado artículo de la periodista italiana Lucia Annuziata sobre la “soledad del Papa” ante las matanzas contra cristianos en tantas partes del mundo. Annunziata critica, sobre todo, el silencio de la Izquierda política, el sector en el que ella misma se sitúa, y constata cómo no le ha llegado ni tan siquiera un manifiesto de adhesión o solidaridad para firmar…
“No, no soy católica y ni siquiera una neo-convertida. Soy atea y pretendo seguir siéndolo. Y no, no he escrito una línea sobre el Papa actual, ni he ido a misa con las nuevas jerarquías religiosas y todavía menos me he lanzado a decir que este Papa está realizando una revolución y que es el verdadero líder de la izquierda.
Sin embargo, soy periodista y creo que todavía soy capaz de entender qué es una noticia. Y la noticia de estos días es la soledad en la que se ha dejado precisamente a este popularísimo Papa, desde hace meses la única voz que denuncia las matanzas de los fieles, el único jefe de estado que señala con el dedo el los estragos de las naciones occidentales sobre estos estragos. En definitiva, justo lo contrario de Charlie Hebdo”.
Annunziata insiste en que la izquierda –que tiene hoy tanto peso en Europa- no puede que ser cómplice de este silencio. Y concluye con una propuesta concreta y de aplicación inmediata:
“Hay mucho que hacer ya desde ahora. En primer lugar, los gobierno pueden y deben emprender un plan para por lo menos garantizar la seguridad de los miles de prófugos, no solo a través de asistencia estructural (medicinas, escuela, casa), sino también ofreciendo la ciudadanía a gran escala en nuestro países a todas las familias que quieren abandonar sus naciones.. Con una atención particular a todos los jóvenes que quieran venir aquí a estudiar y trabajar”.
El texto de Annunziata ha tenido eco en la pluma de otros colegas italianos. Por sólo mencionar a quienes comparten publicación, ayer y hoy han publicado:
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