Amendrentar, dice el Drae que es "infundir miedo, atemorizar". Ese es el efecto que produce ignorar tanto acerca del uso (no técnico, sino práctico: ético y político, de entrada) sin control adecuado de ese sistema de escuchas telefónicas generalizadas. Es decir, la maquinaria digital de obtener información telefónica privilegiada, en manos del gobierno español. Aunque se supone que está al servicio del Estado, para luchar contra delincuentes, según digan los jueces.
Me siento amedrentado como ciudadano en la medida en que -gracias al uso de este sistema- puedo convertirme en delincuente (en fin, ser declarado públicamente tal cosa) como consecuencia de que alguien escuche mis conversaciones telefónicas.
Me siento amedrentado porque veo que los medios no saben bien de qué va el uso, sin llegar aún a decir con claridad el abuso, del mencionado Sitel.
Me siento amedrentado al leer que -según el ministro Rubalcaba- no hace falta regulación más allá de -dice El Mundo- " la endeble cobertura legal de un ambiguo artículo de la Ley de Telecomunicaciones".
Amedrentado por leer que Ningún móvil escapa ya al ‘oído’ de Sitel.
Amedrentado porque parece que al diario El País le parece que todo va bien por ese lado.
Amendrentado porque las 12 preguntas y respuestas de Rtve sobre Sitel no tranquilizan ni al que las ha escrito.
En fin, por no seguir hasta el agotamiento, amedrentado tras ver que ahora mismo que Hermann Tertsch habla de "Sitel, la máqina del miedo".
Ya siento que sea por estas minucias, y no por lo visto y denunciado -un día sí y otro también- en las películas y las series de televisión made in Usa. Pero no hay que preocuparse, porque ¿pronto sandrán las correspondientes made in Spain?.
---
Acualización: mdoval RT @Europa_Press:Rubalcaba amenaza a un diputado del PP diciéndole que ve y escucha todo lo que hace: (EUR... http://cli.gs/EuHPs