No hay que exagerar, pero en l'Aquila han pasado estos días unas cuantas cosas políticas, aunque a duras penas sabemos ni la relevancia de lo hablado y acordado ni -por supuesto- qué va a ser de los hechos que sigan a los dichos en esta reunión del G-8.
En concreto, tras las dificultades para concretar medidas sobre el cambio climático (puro texto, sin cifras), se ha "hablado" de un compromiso de 20.000 millones de dólares por parte del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos para afrontar la crisis de la alimentación.
Pero pocos mencionan que se trata de "avanzar hacia ese objetivo a lo largo de tres años"... El G-8 ya va acumulando unas cuantas promesas que aún siguen siendo promesas.
Sabemos (sobre todo por las fotos) que en l'Aquila han visitado las ruinas del terremoto, por grupos, sabemos que Georges Clooney, de la mano del ex-alcalde de Roma se ha dejado ver por allí, prometiendo filmar una película. Y un confuso asunto de guardaespaldas con Sarkozy y Gadafi, y algunos chismorreos más sobre la señora Sarkozy.
Quizá, en vista de lo que parece que ha sucedido y lo que las fotografías -más vistosas que los textos, ahora que comienza el verano- nos han mostrado de la Cumbre del G-8, cabe insistir en preguntarse (ayer lo hice en e-scriptor.com, y hubo más de 70 visitas) al menos una cosa:
¿Es normal que esta foto de Reuters siga hoy presente en casi toda la prensa internacional?
Con comentarios más o menos divertidos o fuera de tono (el oficial, presuntamente "objetivo" es éste: "What Is Obama Looking At?"), resulta significativo que esta fotografía -entre muchas otras, desde luego menos anecdóticas o quizá procaces o "llamativas" de la curiosidad quizá- haya dado profusamente la vuelta al mundo en la red, prensa y tv internacionales, con ocasión del G-8.
¿Es cierto que vale todo, con tal de llamar la atención del curioso lector con imágenes de este tipo? Si así es, entonces no es de extrañar que se hable tan habitualmente de frivolidad cuando se habla de la comunicación pública...
Sabiendo, como es sabido, que lo que en principio hacen en público los personajes públicos es cosa pública y publicable, sabiendo además qué es lo que hace vender prensa en estos tiempos de crisis y de espectáculo y de curiosidad morbosa, etc., se puede explicar la vuelta al mundo de esa fotorafía.
Pero pienso que igualmente hay que saber también que el asunto no parece responder bien a la dignidad de los fotografiados, la de los fotografiantes, la de quienes publican la foto y también la de los que la hemos visto.
Dicho sea todo esto sin necesidad de pensar en plan mogigato o algo semejante. Porque más bien sucede que, a fin de cuentas, nos encontramos ante uno de tantos síntomas (menores o leves en este caso, si se quiere ver así) de algunas patologías de la comunicación. No todo lo que técnica o legalmente puede hacerse es "comunicación saludable", por decir algo.
Todo un asunto, hoy de primera magnitud, del que se habla poco, quizá porque se prefiere no pensarlo y comentarlo en la misma longitud de onda, entre frívola y escandalosa, pero no seria. Y si no, ahí tenemos también -no es lo mismo, ciertamente- pero ahí tenemos a Murdock y sus espionajes periodísticos de políticos y famosos.
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