Inteligente artículo (A Star Is Born?)
el de W. Kristol en el NY Times de hoy, sobre la aparición por sorpresa en el escenario electoral estadounidense de la candidata republicana Sarah Palin.
Inexperta como Barack Obama, y también con un fuerte atractivo de novedad, no sólo por ser mujer, sino por sus demás elementos biográficos, más de uno paradójico.
El equipo de Obama -dice Kristol, señalando un punto neurálgico de estas elecciones- ya no tiene el monopolio del "coraje para cambiar", o como quiera traducirse “the courage to change.”
Es curioso que el título del Op-Ed de Kristol coincida con el de una anotación del pasado 30 de agosto en el blog de Juan Pedro Quiñonero, Una temporada en el infierno (Sarah Palin, ¿ha nacido una estrella..?) ¿Habrán tenido ambos en mente la película de George Cukor, con Judy Garland?
Así califica JPQ el asunto: "Ignoro si Sarah Palin es una estrella fugaz o una conservadora
peligrosa. Sus primeras imágenes tienen la frescura del primer Barack
Obama."
Es curioso ver cómo se compara al candidato a la Presidencia con la candidata a la Vicepresidencia. Y cómo se equilibran los pros y contras de uno y otro equipo. Los medios quieren pelea, aunque se inclinen básicamente por Obama.
Pero hay que tener en cuenta, como dice Marc Bassets, corresponsal de La Vanguardia (Una “feminista por la vida”), que
Palin encarna tres tópicos potentes en el imaginario estadounidense.
Uno, la lejanía de Washington: aparte de Hawái, no hay estado más
lejano de la costa este que Alaska.
Dos, la small-town America, el país
idealizado de los pueblecitos, donde todo el mundo se conoce y la
iglesia es el centro de vida comunitaria.
Y tres, los blue-collar: las
sufridas clases trabajadoras, fundamento de la potencia industrial
estadounidense del siglo XX, un electorado oscilante que puede ser
decisivo en las elecciones.
Acerca del muy comentado cristianismo (básicamente pentecostalista de Sarah Palin, además periodísticamente relacionado con sus cinco hijos, el último con el síndorme de Down), es interesante leer el artículo de John Allen (McCain's VP choice a woman -- and a post-denominationalist).
Allen señala una paradoja con la aparición de esta nueva "estrella" en el panorama político. Un panorama en el que el voto o el absentismo de los cristianos (y desde luego de los católicos) será decisivo. Un panorama poco definido, en el que irrumpe esta cristiana sin clara denominación, miembro de una congregación independiente (“Church on the Rock” de Juneau, capital de Alaska), fundada en 2000, pero asistente habitual de los actos de otras iglesias cristianas.
En una época -dice Allen- en la que entre la ciudadanía USA no cuentan tanto las denominaciones específicas de las iglesias,
there’s a bit of political irony for Catholics. Given Palin’s strong
pro-life credentials, it’s likely she will appeal to the most strongly
“denominational” Catholics, those most devoted to traditional Catholic
identity and teaching.
Meanwhile, what one might call
“post-denominational Catholics,” meaning those for whom religious
branding carries less theological significance, may embrace Palin’s
Democratic rival, Delaware Senator Joseph Biden, the lone Roman
Catholic on either ticket, because of his progressive stands on social
and political matters [partidario del aborto, etc.].
In other words, the denominationalists on the Catholic side will
back the post-denominationalist, while the Catholic
post-denominationalists will probably pick the candidate who bears the
Catholic denominational label.
En fin -termina Kristol su Op-Ed- recordando el conocido consejo de Margaret Thatcher: “In politics if you want anything said, ask a man. If you want anything done, ask a woman.”
Parece que aún hay campaña, si es que -además de hablar- hay que hacer algo para después de las elecciones. Y si no se enzarzan en sloganes simplistas y de baja catadura racional, del tipo "Palin defiende la vida, para poder condenar más gente a la muerte", o semejantes...
Dice, por ejemplo, Roger Kimball, en Pajamas: Don’t be fooled: the left is terrified of Sarah Palin... O dicen en Italia -finos observadores en este asunto- que Palin le ha robado la imagen a Obama. Y eso es mucho, en estos tiempos de imagen y apariencia sustanciada.
De todos modos, "obras son amores, y no buenas razones" parece que recuerdan otros con sentido común para situar el coraje en esta contienda sobre el "coraje para cambiar"... Y si la distancia entre demócratas y republicanos, a finales de octubre, es de pocos puntos, el resultado puede ser una sorpresa.
Desde el punto de vista de la opinión publicada y por publicar en los medios USA, parece que tendremos ahora "Obama vs. Palin". Presentado como la historia de Goliat vs. David en "En el valle de Elah", pero sin Tommy Lee Jones y Charlize Theron.