Se recogen aquí las preguntas y respuestas más importantes de la conferencia de Prensa celebrada el 29 de octubre de 2009 sobre la película There be dragons (Encontrarás Dragones) de Roland Joffé, moderada por Paul Lauer, que se estrenará en España el 25 de marzo de 2011 con el título “Encontrarás Dragones”.
Fuente: Conferencia de prensa. La transcripción està disponible, en inglés, en http://www.scriptor.org/a-live-press-conference-transcript-about-there-be-dragons-a-film-directed-by-roland-joffe-october here -29t.html
Traducción: Luis Antonio de Larrauri (publicada en http://is.gd/qUZgNl )
Paul Lauer: Hola a todos, soy Paul Lauer, de Motive Entertainment. Os estamos hablando desde España.
Se trata de una Conferencia de Prensa sobre “There be dragons”, una película increíble, dirigida por Roland Joffé. Olga Kurylenko se nos acaba de unir…
Olga Kurylenko: Hola.
Lauer: Esto… muchas personas probablemente se estén preguntando de qué va esta película, además de lo que hayan leído en la invitación. Es, en cierto sentido, una película sobre Josemaría, el fundador del Opus Dei, que fue declarado santo. Pero es mucho más que eso. Se aborda aquí, me parece, la influencia que tuvo Josemaría en la vida de otras personas. Me gustaría que nos hablara de esto.
Joffé: “Bueno, yo creo que una de las cosas que más me ha impresionado de Josemaría es que pensaba que para ser santo no tienes por qué retirarte [necesariamente] a vivir a un convento, ni hacerte sacerdote, sino que enseña que la santidad, la vida santa, es algo asequible para la gente corriente, algo a lo que puede llegar en su vida cotidiana. Eso, en su tiempo, era una idea verdaderamente revolucionaria. Especialmente en una época como aquella, en la que la Iglesia se sentía amenazada de algún modo …
Esta es una concepción muy hermosa y muy acabada, pienso yo, porque abre el camino para que muchas personas puedan aspirar a obtener lo mejor de sí mismas en su propia vida.
Me parece que es formidable lo que decía Josemaría: “mira; puedes encontrar a Dios en tu vida cotidiana, en medio de cosas muy, muy sencillas; puedes tratarle mientras preparas la comida, mientras estás con tu familia, e incluso cuando discutes; porque tras la discusión puede ocurrir que salgas de ti mismo, distanciándote un poco de la situación, y digas: `Espera un momento. Soy un ser humano, pero también soy algo más que eso´.” Y creo que eso es algo muy creativo y muy humano. Y de eso es de lo que realmente trata la película.
Y eso también me llevó a realizar la película, porque... ¿cómo puedes hacer, en la práctica, una película sobre un santo? Es decir, ¿cómo se puede representar en el cine a un santo? Porque —precisamente por razón de su santidad— los santos pocas veces hacen cosas que interesen al gran público.
La idea de que uno pueda alcanzar la santidad en medio de la vida corriente de cada día me pareció muy sugestiva, porque me daba pie para hacer un guión que tratase sobre la gente corriente. Esta es una película, en cierto sentido, sobre lo que pensaba Josemaría; pero también es una película sobre la guerra, la guerra civil española, que fue una guerra espantosa; una guerra en la que se vieron atrapadas muchas personas.
Es una película sobre personas que viven su vida corriente de forma un tanto sorprendente, muy emocionante y, al mismo tiempo, conmovedora. Y eso da idea de lo que significa ser santo: consiste en ser una persona que influye en la vida cotidiana de la gente que le rodea. En torno a esa idea se fue haciendo la película.
Lauer: Bueno, dicho esto, presentemos a Olga y hablemos un poco más de su opinión sobre Ildiko. Se te conoce, quizás, por ser la primera chica Bond que… la fastidia. No eras la típica chica Bond que aparecía cuando James había terminado su trabajo y quería volver a casa y, ya sabes, tener a alguien a quien…
Joffe: Abrazar.
Lauer: Abrazar. (Se ríe)
Kurylenko: (Risas) No, no le abracé.
Lauer: Eras una chica de acción, muy movidita. Ya sabes, sucia y maltratada por la vida. Y aquí haces de una chica húngara que se va a España a luchar. Quiero decir, se te ve con un rifle.
Kurylenko: Sí, y también sucia y maltratada por la vida. (Risas). Pero es un personaje diferente, con una personalidad diferente. Y es… al contrario que la Camille de “Bond”, no es una luchadora profesional. Es sencillamente una chica. Como ocurrió en la Guerra Civil española: los civiles cogían lo que tenían a mano y se ponían a luchar. Ella viene y sencillamente aprende las cosas sobre la marcha.
Desde los primeros tiros te das cuenta de su forma de ser. Cuando oye por primera vez las balas que le silban en los oídos, cuando ve las balas que le pasan por encima de la cabeza, y explosiones justo delante de ella y…; ella se mete en esta guerra, y dice “Voy a luchar”, y no tiene ni idea de cómo hacerlo hasta que no pisa efectivamente un campo de batalla. Para ella esto supone un gran golpe, le hace aterrizar y se da cuenta del lío en el que se va a meter. Porque, creo yo, hasta que no estás en medio de la lucha, hasta que no estás efectivamente en guerra, no te haces una idea de lo que es.
Lauer: ¿Y qué es lo que la ha llevado allí?
Kurylenko: Como ha dicho Roland, su idealismo. Su búsqueda del sentido de la vida. Es el tipo de persona que, pienso, de niña cree que es posible construir un mundo mejor, y de adulta sigue creyendo en la idea. Y piensa que ella puede aportar su granito de arena, ya sabes, tomar parte activa en el cambio. Y quiere… no quiere vivir su vida en vano. Quiere dejar algo valioso cuando se marche. Quiere dar un sentido a lo que hace. Quiere hacer algo.
Y pienso que cuando, ya en España, oye hablar de la Columna de Hierro y de que están reclutando a gente, decide ir a por ello, porque ve que la van a necesitar, que será útil, y que puede hacer que el cambio se haga realidad. Y también le mueve la búsqueda del sentido de las cosas. Ella quiere hacerlo realmente; está buscando el sentido de las cosas.
Lauer: (A Joffé) Esta pregunta te la hago desde una perspectiva más basada en la fe. En concreto, en relación con los líderes y pastores espirituales, con esas personas que capitanean espiritualmente a muchas almas y que se esfuerzan por enseñar valores, el sentido de la fe, etcétera... Algunos de ellos utilizan el cine como un instrumento para dar a conocer ejemplos que sirvan de referencia a la gente . Esta es una película sobre un santo, pero es también una película sobre la vida real. ¿Qué encontrarán en esta película esos dirigentes espirituales que puedan compartir con sus comunidades o con los que les siguen?
Joffé: Pues creo que muchas cosas. Quizá yo destacaría la idea de la redención. Creo que la gran fuerza del cristianismo reside fundamentalmente en que se trata de una religión basada en el amor, en el amor a Dios. Y también en la idea del perdón. Pienso que este es el meollo del mensaje cristiano, y un meollo verdaderamente importante. Porque sólo hay redención si viene de la mano del amor.
Lo extraordinario del cristianismo es que, en realidad, no es una religión que te juzgue. Es una religión que te dice: “eres frágil, porque eres un ser humano; pero eres un ser humano creado por lo divino. Por lo tanto, la fragilidad forma parte de tu trayectoria vital”. Una de las cosas que me fascinaría tratar en esta película es la cuestión de los juicios humanos. ¿Cómo juzgas a otro hombre? ¿Puedes hacerlo? ¿Qué sacas con eso?
La cuestión está en saber qué trayectoria vital sigue cada persona. ¿Qué tipo de viaje estamos haciendo cuando nos encontramos que nos perdonan por comportarnos como se comportan los hombres? Creo que, para cualquier comunidad humana éste es un asunto muy importante. Porque lo que mantiene unida a una comunidad es cómo entiende ésta que nadie es perfecto y que la imperfección forma parte de lo que se nos ha dado como hombres.
Ese esfuerzo por alcanzar la perfección puede convertirse en una tarea realmente hermosa, que debe hacerse del modo más humano y cariñoso posible. Nunca se debe abandonar el amor, ni dejar de hablar con los que te rodean sobre sus ideas acerca del juicio y del amor, y lo que realmente significan estas palabras.
Traslada esto al ámbito familiar: a tus hijos, a tu cónyuge. Es extraordinariamente importante pensar en esto con referencia a las personas que te rodean. Sin olvidar que en el cristianismo nadie se encuentra “fuera”. El cristianismo no excluye a nadie; ofrece constantemente la posibilidad de llegar a ese punto en el que comprendes y aceptas la redención. Eso me parece muy importante.
Pienso que deberíamos hablar con los que nos rodean sobre esta idea: este caminar no termina nunca; siempre estamos en marcha en este viaje en el que cada uno intenta encontrar su propio camino. Los fracasos y los errores forman parte del viaje y, vistos así, resultan creativos y constructivos. Creo que todo esto es extraordinariamente interesante y que reflexionar sobre estas cosas puede ayudar a cicatrizar heridas dentro de cualquier grupo humano.
Lauer: ¿Qué hay en tu retrato de Josemaría, de San Josemaría, que lo humanice, que lo haga asequible para nosotros, el resto de los mortales, que quizás todavía no somos exactamente santos?
Joffé: Bueno, esa es una pregunta fascinante. Y creo que la respuesta está en su humildad. Josemaría se hubiera quedado muy sorprendido si alguien le hubiera dicho: “vas a ser un santo”. Creo que habría respondido: “yo soy un pecador.” Y si estuviera escuchando esta conversación se echaría las manos a la cabeza, como diciendo: “Oh, Dios mío. ¡Yo no soy un santo, por favor!”
Esto me parece extraordinariamente importante, porque ninguno de nosotros es santo. La santidad no es algo innato al hombre. Lo único que podemos hacer por nuestra parte es ofrecer la santidad a los demás como una señal de intenso respeto y belleza.
Entendámonos: un “santo” es sencillamente un héroe de la Iglesia. ¿Y en qué sentido fue Josemaría un héroe? Pienso que de este modo: muy pronto decidió que amar a Dios era la clave para vivir una vida rica y plena. Y descubrió, y sintió, también muy pronto, que debía compartir todo esto con los demás. Sabía que debía compartirlo con [sentido del] humor, y con algo que para él era muy importante: con libertad.
Verás, Josemaría no quiso fundar una organización y que todos pensaran lo mismo. Su idea era establecer una relación libre entre personas basada en el amor a Dios. Una relación en la que se le dijera a cada uno: “Ha sido el mismo Dios el que te ha dado la capacidad de elegir; por eso, a lo largo de tu vida tendrás que ir tomando, constantemente, una serie de decisiones.
Porque toda vida se construye a base de decisiones. Y algunas de las decisiones que vas a tener que tomar serán bastante complicadas y quizá no sean… puede que no sean exactamente las decisiones que esperabas tomar. Pero tienes que asumir esas decisiones hasta el final, actuando según tu conciencia”.
Josemaría nunca decía: “tienes que hacer esto”, sino: “¿Cómo encaja esto en tu propio desarrollo espiritual? Para eso me tienes aquí, a tu lado. Para eso estamos aquí, para hablar contigo. Pero lo que haces en realidad es entendértelas con tu propia conciencia y con la idea que cada uno tiene sobre sí mismo”. En este sentido, pienso que lo que nos quería decir a cada uno era lo siguiente: “Mira, todos estamos en el mismo barco. Todos tenemos que elegir entre diversas opciones”.
Constantemente, cada día, en cada momento, tenemos que elegir entre diversas opciones. ¿Qué debo hacer: A, B, C o D? Unas decisiones son más importantes que otras. Algunas causan más impresión que otras. Algunas pueden tener consecuencias tremendas. Pero cada una de ellas es una decisión. Y cada una nos enseña algo sobre nosotros mismos y, lo que es más importante, sobre los que nos rodean.
Lauer: Um (se queda pensativo). Josemaría vivió en una época muy revuelta, la de la Guerra Civil y todo lo relacionado con ella. Y vive rodeado de divisiones y conflictos, no solo en el sentido del conflicto civil que se está desarrollando, sino en el del conflicto de esos otros personajes. Hablemos un poco de tu conflicto, Olga. ¿Qué le pasa a tu personaje? Y, en último término, cuando te acercaste al personaje, ¿con qué esperabas que el hombre de a pie, como yo, se quedara al ver tu interpretación?
Kurylenko: Bueno, en mi opinión Ildiko es una persona muy valiente, porque está totalmente abierta a la vida, y es muy curiosa. Y, como ha dicho Roland, todos debemos tomar decisiones, y pienso que ella comprende que las cosas se pueden complicar. No obstante, elige lo que cree que es oportuno en ese momento, teniendo en cuenta el conflicto en el que se encuentra. Se decide a actuar en un sentido.
Lauer: Por la causa.
Kurylenko: Si, por la causa. Y es una decisión muy valiente. Ella tiene… tiene unos principios muy claros, y no está dispuesta a dejarlos de lado. Los sigue. Y es bastante… no tiene miedo de mirar a la vida de frente, me parece a mí. Eso es muy importante, porque pienso que mucha gente tiene miedo de mirar la vida así, de frente.
Lauer: Sí, sin duda no tiene miedo. Es decir…
Kurylenko: Incluso aunque se vaya a la guerra, y, naturalmente, eso le da miedo; pero se trata de luchar contra el miedo. En eso consiste la valentía. No hay nadie que no tenga sus miedos. Todo el mundo tiene miedo, pero algunos se dejan vencer por él y se esconden, otros luchan contra ese miedo, se hacen violencia. Y en eso consiste el valor. Ella… ella es una mujer joven y frágil. No es en absoluto del tipo, ya sabes, (ríe) guerrero, pero sigue luchando. Pienso que tiene agallas.
Lauer: Como sabes, hay dos hombres que se cruzan en su vida…
Kurylenko: Sí, también está eso.
Lauer: …en esta guerra, y representan dos visiones de la vida muy diferentes.
Kurylenko: Sí, queda atrapada en este triángulo. Y, sí, representan dos visiones muy diferentes.
Lauer: Se siente atraída por uno y no por el otro. ¿Qué es lo que le atrae? ¿Y qué es lo que no le atrae?
Kurylenko: Bueno, a ella le atrae la luz. Se siente atraída por la persona en la que ve encarnado su punto de vista sobre el mundo. Sus ideas políticas. Y se siente atraída por alguien que es igual de idealista que ella. Por alguien valiente, que dará… bueno, digamos que da su vida por la causa. Así es ella. No le atrae la cobardía, y eso es lo que ve en el otro… junto con otras muchas cosas. Pienso que la cobardía es algo que desprecia.
Lauer: Olga. Aparte de con tu propio personaje, ¿con qué te identificas más en la película? Piensa quizás en otros personajes, o incluso en Josemaría, el protagonista. ¿Con qué faceta del personaje conectas más?
Kurylenko: Bueno, es interesante…. Pienso, como acaba de decir Roland, que es una película sobre el amor, y sobre el perdón; sobre perdonar a la gente y sobre quererles a pesar de toda la crueldad y toda la… la imperfección que todos tenemos. Esto es algo sobre lo que pienso constantemente, y que, de hecho, trato de seguir. Trato… trato verdaderamente de vivir mi vida en continua búsqueda. Trato de encontrar un sentido a mi vida.
Procuro ser honrada conmigo misma. Por esa razón Ildiko me era de algún modo cercana. Yo también me lanzo a la aventura. Me meto en diversas situaciones y luego veo qué es lo que resulta. Ella también tiene esa actitud.
Lauer: Cuando te dieron el guion, cuando oíste hablar por primera vez del proyecto, supongo que oíste que iba de la vida de un santo y todo eso; ¿te sorprendió lo que leíste?
Kurylenko: ¿Quieres decir el guion?
Lauer: Sí, y toda la historia. ¿Esperabas algo muy diferente?
Kurylenko: Pues sí, la verdad es que sí. Luego leí el guion, y me pareció sensacional. En serio, lo leí durante mis vacaciones, a finales del año pasado, y me habían llegado unos diez guiones, y, de los diez, este fue el único que me gustó. También tenía diversas ofertas de papeles principales. En esta película no soy protagonista, pero es el personaje más bonito con el que me había encontrado —en ese momento— desde hacía meses.
Estaba muy sorprendida. Pensé que, bueno, claro que me gustaría ser Ildiko. Me gustaría interpretarla. Este es el personaje que había estado buscando desde hacía mucho tiempo. Y este es el tipo de personaje que quiero (representar), aunque no solo este tipo, claro; es una persona con mucho trasfondo, y eso es lo que quiero interpretar. Hay tanto que contar sobre ella…
Es tan… pensar que ya tiene un papel importante en el argumento, y que sin embargo podría contarse una historia más detallada de lo que ocurre entre ella y Oriol.
Lauer: Has hablado sobre una ocasión en la que Roland te llamó antes de que tuvieras el papel, y te contó un poco de qué iba todo…
Kurylenko: Bueno, hablamos por teléfono, y fue todo muy extraño. Simplemente hablamos, y me preguntó si me gustaba el papel. Le dije «por supuesto», y, ya sabes «me encanta Ildiko; me encanta el papel. Me encantaría hacerlo». Y el me dijo «Bueno, creo que a mí también me gustaría que lo interpretaras tú». Y luego me describió brevemente una escena, por teléfono, y mi reacción fue muy curiosa, porque en pocos minutos estaba llorando. Y entonces pensé «Muy bien, puedo imaginarme lo que este director puede hacer conmigo en el rodaje».
Y, me hablaba de tal forma, que me estaba representando toda la película ante mis ojos; bueno, no toda la película, esta escena. Simplemente la vi. Me sentía como si fuera un espectador. La vi con los colores, con el sonido, casi tenía la música en la cabeza. Todo estaba allí, y lo hizo sólo con unas palabras. Y es cierto que, en el rodaje, esto se multiplicó por cien.
Nunca he tenido la experiencia de trabajar con un director como él, porque facilita a los actores todo lo necesario para que se metan en una escena, para que crean en una situación. Incluso sonaba música durante el rodaje, una cosa que nunca había visto antes, que los directores normalmente no hacen, porque requiere tiempo, preparación; quizás moleste a la gente; quizás incremente los costes, no sé… por diversas razones.
Pero esto no le detenía. Lo más importante era que estábamos ahí y estábamos metidos en la escena, y era extraordinario. Hay otras muchas cosas, pero estaríamos hablando durante horas. Otras muchas cosas que hizo que nunca antes había visto.
Lauer: Hablemos un poco sobre esa misteriosa organización, el Opus Dei. Tú eres el director y el guionista, pero… ¿realmente lo eres? ¿Estás haciendo tu película, Roland, o no eres más que una marioneta al servicio de los intereses de otros?
Joffé: ¿Soy un robot manipulado en la sombra por el Opus Dei, una organización capaz de conseguir todo lo que quiera? Es una pregunta muy buena, y pienso que sería conveniente dividirla en dos partes.
La primera parte sería: “¿Por qué a la gente le inquieta tanto el Opus Dei?”. Pues bien, la verdad es que no sé muy bien por qué. Tendría que empezar diciendo que a la gente le inquieta casi todo: hace unos doscientos años eran los jesuitas. Hace cien años, los Protocolos de Sión y los judíos. Y a algunas personas pueden inquietarles grupos determinados de musulmanes.
Mira, los hombres tendemos a pensar que, de alguna forma, todo el mal que hay en el mundo se debe a la acción de algún grupo concreto. En realidad pienso que eso… pienso que es una forma que tenemos de resolver el problema de nuestra propia maldad. En otras palabras, aunque todos sabemos que tenemos aspectos positivos y aspectos negativos, en la práctica nos cuesta mucho admitir nuestro lado malo. Al menos, a mí me ocurre así.
Por eso creo que es muy fácil insinuar que nuestro lado más oscuro es, en realidad, un grupo que ha unido sus fuerzas y está haciendo algo horriblemente malo, y eso es lo que está haciendo que el mundo sea tan horrible. Es una forma de pensar bastante primitiva, pero es así como funcionamos.
Bien, pero el Opus Dei no tiene nada que ver con eso. Creo que el Opus Dei no se ha preocupado en darse publicidad, porque es una organización bastante discreta. Josemaría no quería que la gente fuera diciendo por ahí “Somos miembros del Opus Dei”. No porque pensara que el hecho de pertenecer al Opus Dei debiera mantenerse en secreto, sino porque para él no casaba bien con la organización una cierta actitud de “superioridad moral”; a su manera tiene una mentalidad bastante abierta.
Cuando entiendes la estructura del Opus Dei y cuando entiendes a Josemaría, comprendes que: A) no hay ningún trasunto político del Opus Dei. El Opus Dei no es político. No tiene ninguna organización política. No existe una visión del Opus Dei sobre nada, porque se considera que cada miembro del Opus Dei es un individuo plenamente independiente, con todo lo que ello conlleva.
Ese sentido de la individualidad fue extraordinariamente importante para Josemaría, porque creía que cada uno debía tomar su propio camino espiritual hacia Dios. Decía a veces, y lo puso por escrito, que veía a personas que tomaban decisiones catastróficas, pero que él no era quién para decirles que esas decisiones eran catastróficas. Cada uno tenía que aprender a valorar la importancia de esas decisiones en su propia relación con Dios.
Obviamente, es difícil que una organización así pueda manipular el mundo de ninguna manera.
A veces la gente piensa que el Opus Dei es muy rico. Bueno, supongo que en cierto sentido tiene algo de riqueza, pero si se compara con otras organizaciones católicas o cristianas, no es particularmente rico, en absoluto. Algunas personas dicen que influye mucho. Bien, pero ¿en qué sentido influye? Supuse que podría tener cierta influencia en la Iglesia, pero me informé de cuántos cardenales eran del Opus Dei, y creo que puede haber uno. Quizá ahora ya no haya ninguno.
¿Y cuántos obispos, de los aproximadamente trescientos que hay [Joffé se refiere a un país concreto], son del Opus Dei? Creo que dos o tres. No se puede decir que el Opus Dei tenga una influencia en la Iglesia mayor que la que tiene cualquier otra organización, aunque, obviamente, las organizaciones eclesiásticas compiten por tener un cierto grado de poder dentro de la Iglesia. Por supuesto, eso es normal.
Por lo tanto, creo que estamos simplemente ante un error. Pienso que es una idea errónea con la que la gente convive feliz, a gusto.
Y, ciertamente, en lo que a mí respecta, les dije a los productores, uno de los cuales es del Opus Dei, “¿Voy a tener libertad para escribir lo que quiera?”. Y me dijo: “Desde luego, si hemos acudido a ti es para que escribas lo que quieras.” Y le pregunté:” ¿Incluso si es crítico?” Y me contestó: “Incluso si es crítico.” “¿Incluso si la película tiene una escena —insistí— en la que alguien afirma que Dios es malo?” Y me respondió: “Bueno, si es una escena buena, escribe lo que quieras”. Y, de hecho, hay una escena de la película en la que un personaje plantea esa pregunta, y nadie me ha sugerido que la quitara.
Así que, si yo soy un robot, sin duda lo han hecho muy bien.
Lauer: Pero, ¿has gozado de verdadera independencia? Quiero decir, hablando claro, no te han escrito el guión o se han encargado del montaje, ¿verdad?
Joffé: No. De hecho pienso que se podría decir que tienes menos independencia cuando trabajas para un Estudio.
(Risas)
Lauer: Hablando de eso, la película ha sido financiada de forma independiente, ¿verdad?
Joffé: Así es.
Lauer: Eso quiere decir que en esto se separa del sistema que siguen los Estudios de cine. ¿Sabes quién la ha financiado o cómo se ha financiado?
Joffé: Sí, ha sido financiada por numerosos inversores individuales. Ignacio Gómez Sancha, que ha pasado de trabajar en la banca a ser productor, fue hablando con todos esos inversores y les dijo: “Éste es nuestro proyecto, esta es la intención del proyecto, va de esto y esto. ¿No sería genial hacer una película de este tipo?”.
Y, para mi sorpresa y satisfacción, unas cien personas le dijeron que sí. Algunos invirtieron grandes sumas; otros, pequeñas cantidades. Pero todos querían que se hiciera una película de este tipo.
Lauer: ¿Son todos miembros del Opus Dei?
Joffé: Algunos de ellos lo serán, por supuesto. Y otros no lo serán. Hay dinero procedente del sector televisivo español (se refiere a Antena 3), y dudo mucho que la televisión española sea una sucursal del Opus Dei; aunque seguro que hay gente dispuesta a discutir también sobre esto…
(Risas)
No. Las personas que han invertido en la película son de procedencias muy diversas. Y aunque el 100% de ellos fueran del Opus Dei, eso no significa que tengan una opinión unánime, porque, como ya he dicho, no hay una “opinión del Opus Dei” sobre nada. Son personas que comparten muchos valores, pero eso no significa que lo compartan todo. He estado cenando con miembros del Opus Dei que me han dicho, en mitad de la comida: “Claro, es que él es muy de derechas”. A esto el otro respondió “Claro, es que él es muy de izquierdas”. Y, bueno, no hay ningún problema con eso. Es decir: estamos ante gente corriente, que es lo que son en realidad los miembros del Opus Dei.
Lauer: Me gustaría que habláramos del mensaje de Josemaría. Cuando lo dio a conocer, hubo algunas autoridades católicas a las que les pareció que sonaba bastante a protestante. ¿Qué puntos eran ésos que enseñaba Josemaría que le parecían tan novedosos a la Iglesia?
Joffé: Bueno, me imagino la conmoción que causaría. Imagínate que eres un obispo y estás sentado en tu despacho: con cierta frecuencia acuden a ti muchos sacerdotes jóvenes para comentarte sus proyectos, y un buen día se te presenta un sacerdote joven, llamativamente joven, recién ordenado, sin recursos de ningún tipo, y te dice: “Mira, me gustaría poner en marcha una organización con un objetivo fundamental: que la gente corriente pueda alcanzar la santidad”.
Para empezar, como obispo, esto te inquietaría un poco, porque te preguntas: “¿Y qué pretende, si no, la religión?” Porque si eres un obispo conservador, en el fondo no te acabas de creer que las personas corrientes puedan alcanzar la santidad, salvo que los sacerdotes lo hagan por ellas. Así que, de hecho, te deja un poco descolocado.
Y no solo eso; es que después va y añade: “Además, pienso que esa organización debería admitir tanto a hombres como a mujeres.” En esos momentos te quedarías un poco alucinado, porque ¿qué tipo de organización sería esa? Y te sigue contando: "Bueno, además todos van de civil, y no tienen que ser sacerdotes, y además pienso que encontrarán la santidad en su trabajo ordinario: como partera, minero, cocinero o lo que sea”. Y por si fuera poco, te explica: “Y pienso que esa organización debería estar abierta a personas no cristianas, y también a no católicos”.
A esas alturas la cabeza te estaría dando vueltas. Especialmente en un momento como aquel, en el que la Iglesia se encontraba amenazada en cierto sentido, porque el mundo estaba sufriendo un gran cambio, como ya hemos dicho. ¡Y no me extrañaría que te diera un telele!
De todos modos es comprensible que alguien pueda pensar que todo esto tiene algo de protestante. En cierto modo lo tiene, porque la corriente protestante ha sido extraordinariamente importante para la Iglesia. La Iglesia sería un lugar mucho peor si no hubiera habido una corriente protestante. Porque es de eso de lo que trata la religión: de buscar constantemente caminos por los que acercarse a lo divino. No puede haber un único camino; yo no puedo concebir a un Dios que pretendiera esto, que llegaras al camino, a la soluciónperfecta.
Lo que hay es una serie de interrogantes a los que cada ser humano y cada grupo de seres humanos responden de muy diversas formas. Esa es una de las cosas más atractivas de Josemaría: se las arregló, de forma sorprendente, para tener una visión profundamente ecuménica y, al mismo tiempo, totalmente católica en la práctica. Y creo que eso es algo super positivo.
Lauer: Olga. Todo este rollo sobre curas y religiones… ¿Es esta una película para todo el mundo?
Kurylenko: Yo creo que sí. Bueno, no lo creo, lo afirmo. Porque esta película trata sobre lo que más (Ríe sobre la confusión que produce traducir del ruso al inglés)…
¿Qué por qué esta película es importante para todos? Porque trata sobre las cuestiones más importantes, y esta película habla sobre el amor. Y eso es algo que nos concierne a todos. Habla del amor. Habla de buscar el sentido de la vida. Eso es lo que todos buscamos, espero. Indaga sobre la felicidad, que es lo que todos andamos buscando en la vida. Trata sobre tomar decisiones, y constantemente estamos tomando decisiones. Trata sobre luchar contra los sentimientos negativos; trata sobre luchar contra el odio y la ira. Y sobre tratar de ser mejores personas. Diferentes personajes tienen esto en mayor o menor medida.
Y trata, en relación con algunos, sobre cómo salir victorioso de esas luchas. Por ejemplo, pienso en uno de los personajes principales que es una persona bastante resentida y rencorosa, que se ha echado a perder. Y eso es algo muy presente en este mundo en que vivimos, siempre lo ha sido. Es cierto que hemos estado luchando con estas cosas durante… siglos, pero merece la pena seguir hablando de ello, ¡porque sigue siendo un problema! Y supongo que, como ha dicho Roland, eso es la santidad.
No hay santidad que no pase por luchas y sufrimiento. El santo no es una persona que está sentada en su silla y no hace nada, salvo tener grandes ideas. La santidad tiene más que ver con alguien que se levanta y va y hace algo, y, a pesar del odio evidente que recibe a cambio, sigue creyendo que un mundo mejor es posible; y sigue haciendo el bien. Eso es algo fácil de decir pero nada fácil de hacer.
Pero hay gente así, y Josemaría, por ejemplo, fue una de esas personas. Cuando la gente le escupía y le tiraba piedras, él seguía dirigiéndose a ellos con una sonrisa y amando a los que obraban así con él. Hay partes en la película, como esa vez que dice «Bueno, pero debemos seguir queriéndoles». Y es algo… suena realmente bien, pero en realidad es una lucha por la que deberíamos pasar todos, y es posible vencer. Muy idealista, pero posible, porque existen personas así.
No he conocido a Josemaría, pero sí a gente que es así, en nuestros días. Existen personas así. Son los que siguen el camino difícil en lugar del fácil, y eso es lo que hace la vida más interesante, más que la de los que eligen la vía fácil, pienso yo. Y esa actitud tiene sentido y da sentido a la vida.
Lauer: Este proyecto, ¿supone una nueva orientación profesional para ti, para los tipos de proyecto que quieres hacer?
Kurylenko: Da la casualidad, bueno, de alguna forma parece que es una nueva orientación, pero en realidad es la orientación que siempre he querido dar a mi carrera. Cuando empecé a actuar en Francia hacía un tipo de película muy diferente, si se compara con las que he hecho últimamente, antes de “There be Dragons”.
A veces la gente me dice “Eres una heroína de película de acción”, cuando nunca me había visto a mí misma haciendo ese tipo de cosas. Ni siquiera soñaba con ello. De hecho, el tipo de películas que me gusta ver y que me gusta hacer son completamente distintas. Películas como dramas, por ejemplo. Me gustan Bergman, Tarkovsky y ese tipo de películas.
Pero, claro, cuando la gente te ve en ese otro tipo de películas, piensa “Oh, puede moverse. ¿Por qué no la cogemos para otra película?, la chica pelea bien”. Y quizás peleo bien, y me lo paso bien haciéndolo, pero no es algo que me haya imaginado alguna vez que haría. Así que, esta película, aunque parezca una nueva orientación, va en la dirección en la que siempre me he visto.
Lauer: Me pregunto cómo se recibirá en España, concretamente, un proyecto de este tipo. Roland, antes has recordado que la Guerra Civil americana sigue estando todavía muy fresca en la memoria de la gente, a pesar de que sucedió hace más de cien años. No hay nadie en los Estados Unidos que no guarde una imagen y no tenga su opinión sobre el dolor y la lucha de la Guerra Civil, e incluso sobre las consecuencias que tuvo. Algo parecido sucede en España.
Pero allí no sólo permanece ese residuo de odio o ese tomar partido que los españoles de hoy... —todos aquellos con los que hablo proceden de un bando o del otro— sino que también se da ese odio y esa desconfianza hacia el Opus Dei, dándose la circunstancia de que el propio fundador es español. ¿Cómo piensas que se recibirá la película en este ambiente concreto? ¿Y qué es lo que crees que más les sorprenderá a los españoles?
Joffé: Verdaderamente es una gran pregunta, y pienso que se puede enfocar de muy diversos modos. Pienso que la gente irá al cine con puntos de vista muy distintos: no me gusta el Opus Dei, no me gusta Josemaría; me gusta Josemaría, no me gusta el socialismo… A los españoles les gusta apuntarse a una línea ideológica.
Especialmente a líneas ideológicas unidireccionales, sin matices o ramificaciones. Adoro a los españoles, pero tengo la impresión de que pueden llegar a ser «monocarriles» de tanto aferrarse a su idea, aunque es verdad que, en cierto sentido, eso puede resultar una ventaja.
Pienso que lo que sucederá cuando vean esta película es que, poco a poco, se empezarán a dar cuenta de que, en realidad, sólo conocen la mitad de lo que sucedió durante la Guerra Civil, y que lo que nosotros sabemos sobre esta guerra es sólo la mitad de la historia. Las relaciones humanas y las cosas que le pasaban a la gente, de forma consciente o inconsciente, fueron mucho más complejas y profundas de lo que conocemos por la historia.
Y a medida que vayan dejando que se desarrolle el argumento de la película, irán descubriendo que esas personas que parecían enemigas entre sí se movían en el fondo por razones ideológicas muy parecidas. Por eso las diferencias parecían irreconciliables. Descubrirán también que se dieron numerosas traiciones. De hecho, me temo que la traición se dio tanto en la izquierda como en la derecha; lo mismo que la crueldad.
Pero no se puede concluir diciendo: “Muy bien; entonces todo es igual”. No se trata de eso. Lo que se puede decir es que todos los seres humanos experimentamos las mismas emociones, y que todos los seres humanos experimentamos idénticas luchas interiores. Por eso espero que, poco a poco, al principio de un modo casi imperceptible, y a medida que vayan pasando los minutos cada vez con más fuerza, un gran deseo de reconciliación vaya adueñándose de la sala cine.
Y pienso que cuando termine la película, la gente saldrá de la sala con una actitud de perdón, diciendo: “no debemos olvidar ni negar nuestra historia pasada, pero tampoco podemos seguir contemplándola desde una perspectiva tan sesgada y unilateral”.
Y la razón por la que uno no puede seguir manteniendo esa visión unilateral y parcial de la historia es porque no hay ninguna verdad histórica sin fisuras que puedas defender a capa y espada. Todo lo que sucedió durante ese periodo fue extraordinariamente complejo. Dicho de otro modo: la visión sobre la historia que tiene la izquierda resulta tan parcial como la que tiene la derecha, y al revés; solo son una parte del todo. Por esa razón resulta crucial entender que tenemos que juntar las dos piezas, porque sólo cuando las hagamos encajar veremos que surge un todo más completo.
En la trama de esta película, Josemaría, con toda su bondad, es sólo una parte de la historia; del mismo modo que Manolo, con toda su… con toda su “maldad” entre comillas, es sólo una parte de la historia. Si juntas esas dos partes verás que surge un todo. Y ése es el mensaje de la película.
Ese es el mensaje que deseo transmitir con esta película: “España, asume los diversos aspectos de tu historia y considéralos como una experiencia común. No te dejes llevar por el odio, porque el odio no ayuda: como seres humanos debemos aprender a estar por encima del odio. Conserva en la memoria, sí, el cariño por los tuyos, por aquellos seres queridos que creían en algo y murieron. Todo eso debe permanecer en tu recuerdo. Pero no debes permitir que todo eso cristalice en divisiones continuas y rigideces ideológicas que empequeñecen la visión del hombre”.
Pienso que ha llegado la hora de perdonar —antes hablaba de padres e hijos— y que ese perdón resulta decisivo para España. España es un país excepcional, maravilloso, con una historia extraordinaria… y bastante violenta. Pienso que sería hermoso… bueno, yo sería el hombre más feliz de la tierra sólo con que el diez por ciento de los españoles que vieran esta película salieran del cine diciendo: "Sí, vale la pena reconciliarse”.